Como Director del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Ingeniería, quiero invitarlas e invitarlos a conocer parte de nuestra historia.
El jueves 17 de julio de 2025, el equipo de Vinculación con el Medio del Departamento de Ingeniería Metalúrgica tuvo el honor de entrevistar al Dr. Juan Pérez-Ipiña, investigador del CONICET (Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas) de Argentina, quien visitó durante una semana nuestro Departamento. A pesar de haber jubilado fue recontratado y actualmente desarrolla su trabajo en el Centro Atómico Bariloche, ubicado en la ciudad de Bariloche, provincia de Río Negro, Argentina.
En la conversación con el Dr. Pérez-Ipiña, se logró apreciar la claridad y profundidad de sus ideas en los temas que se abordaron. El investigador se mostró como un hombre tranquilo y amable, dispuesto a compartir sus conocimientos y experiencias en el campo de la ingeniería metalúrgica. Durante el diálogo, se pudo constatar la vasta experiencia y el rigor científico de quien sigue contribuyendo al avance de la ciencia y la tecnología.
Para el Departamento de Ingeniería Metalúrgica contar con este investigador permitió intercambiar ideas y experiencias de reconocido prestigio en el ámbito científico argentino. La interacción enriqueció a los miembros del departamento y permitió fortalecer lazos entre la institución y el Centro Atómico Bariloche.
¿Por qué está usted de visita en la Universidad de Santiago de Chile?
Hace varios años que mantenemos una colaboración estrecha con el profesor Alberto Monsalve y otros miembros del Departamento de Ingeniería Metalúrgica. Esta relación incluye investigaciones conjuntas, codirección de tesis y diversos intercambios académicos. Nuestro principal enfoque de trabajo es la mecánica de fractura aplicada a aceros, especialmente aquellos de gran interés en esta universidad como los aceros tipo TRIP y TWIP. Esta colaboración ha dado lugar a diversas publicaciones y a la formación de tesistas de ambos países.
¿Qué proyecciones ve usted a esta investigación a largo plazo, tanto en el ámbito técnico como académico?
En estos campos, la parte técnica y la investigación están interrelacionadas, que a menudo resulta difícil distinguirlas. Aunque los aceros son materiales considerados tradicionales y constantemente se especula sobre su reemplazo por otros materiales, la realidad es que los aceros siguen evolucionando. Se adaptan constantemente para mantenerse como una opción competitiva, especialmente en aplicaciones estructurales donde deben soportar esfuerzos significativos. Esta capacidad de adaptación, unida a sus propiedades mecánicas y su coste relativamente bajo, asegura que los aceros seguirán siendo una de las primeras opciones en estas aplicaciones, por lo tanto, creo que los aceros continuarán desempeñando un papel crucial en el futuro.
¿Usted vino a Chile con un plan de trabajo determinado o se define en función a las reuniones que tiene aquí?
Es un enfoque combinado, por un lado, tenemos la necesidad de finalizar un trabajo específico que fue lo que motivó esta visita, sin embargo, a medida que avanzan las reuniones, surgen nuevas ideas y alternativas, además, la relación con los estudiantes de postgrado genera nuevas oportunidades de colaboración, lo que lleva a la creación de proyectos adicionales y continuaciones en el futuro.
¿Cómo compara el nivel de los estudiantes en Chile con los de Argentina? ¿Qué impresión tiene?
Es difícil hacer una comparación directa, ya que en ambos países hay estudiantes destacados y otros con un rendimiento más bajo, sin embargo, me da la impresión de que en Chile existe una mayor tendencia hacia la educación de postgrado, y este nivel académico es más reconocido dentro del ámbito industrial que en Argentina. En cambio, en Argentina hay una mayor tradición en algunos campos, pero en el ámbito de la ingeniería, la investigación suele estar más centrada en centros especializados y menos vinculada con aplicaciones industriales, salvo excepciones como la Comisión Nacional de Energía Atómica, donde la interacción entre investigación y aplicación es muy fuerte, en general, creo que en Chile hay un mayor interés por el postgrado en ingeniería que en Argentina.
Cuando habla de asociar la educación con la industria, ¿se refiere al tema del cobre, considerando que es una industria predominante aquí, o lo vincula más con el nivel educativo?
Creo que en Chile la industria valora mucho el nivel educativo, en especial en lo que respecta a los estudios de postgrado, por ejemplo, una persona con un magíster tiene mayores oportunidades laborales y un mejor salario en comparación con alguien que no tiene esa formación, y lo mismo ocurre con el doctorado. Esta realidad no es tan común en Argentina. En mi país, parece que los estudiantes que se orientan a trabajar en la industria no encuentran incentivos para realizar un magíster o un doctorado, como sí ocurre en Chile. La industria chilena parece reconocer más la educación avanzada y las oportunidades que esta brinda.
¿En Argentina ocurre lo mismo que en Chile y Perú en cuanto a la representación de género? ¿Hay presencia de mujeres en el campo?
En Argentina, históricamente, ha habido una presencia destacada de mujeres en el área de metalurgia y materiales, especialmente en los campos más vinculados con la química, sin embargo, en áreas como la ingeniería mecánica, la cantidad de mujeres es considerablemente menor. No tengo tanta información sobre la situación en Chile, pero en Brasil he observado una mayor representación femenina en ingeniería mecánica. En cuanto a ingeniería metalúrgica e ingeniería de materiales, Argentina ha sido un país con una notable participación femenina a lo largo de los años.
¿Las políticas actuales del gobierno argentino también han afectado su área de investigación?
Sí, de manera significativa, las universidades no han recibido aumentos en su presupuesto, a pesar de la inflación que sigue afectando al país, además, el CONICET organismo encargado de apoyar la ciencia y financiar a las y los investigadores, ha reducido considerablemente la cantidad de becas disponibles. Esta política de austeridad, orientada a evitar el déficit, ha llevado a recortes en los fondos destinados a la ciencia, lo que ha afectado tanto a las universidades como al CONICET. También, instituciones como la Comisión Nacional de Energía Atómica están perdiendo una gran cantidad de personal, no solo se trata de investigadoras e investigadores que migran al exterior, sino también de técnicos altamente capacitados, que prefieren trabajar en empresas con salarios más altos, aunque con un nivel tecnológico inferior.